domingo, enero 22, 2012

L'amour dure trois ans - Frédéric Beigbeder


[Librería de la sncf de la gare d'Austerlitz el 1 de enero de este año porque (y acá por algún motivo justifico mi compra) me había quedado sin nada para leer y eso no es algo que ocurra todos los días.]



El mundo es inmenso, mi amor, y es tan arbitrario enamorarse de alguien. Leo el libro en cuestión y me digo que todo lo que dice es obvio. Es algo que por algún motivo conozco de memoria desde los 15 años, casi como algo que se vuelve un contrarrelato de los grandes relatos y que por tanto es archiconocido. Por qué escribir una novela sobre eso, me pregunto. Y pienso: capaz hay algo que se me está escapando. Pero creo que la gracia estaría en darle a todo una vuelta de tuerca, en decir, ok, somos esto, estamos de acuerdo contigo, Beigbeder, pero ¿qué hacemos? ¿sufrir? ¿intentar cambiarlo? ¿analizarlo hasta el hartazgo? ¿encontrarle justificativos en el aire recargado de la época y finalmente aceptarlo? ¿buscarle alguna veta linda? 

Igual tuvo su magia leerlo: personajes que se encuentran frente al Pompidou, en los mismos lugares donde nosotras desayunábamos y mucho-mucho regodeo en el lenguaje. 

Camino con Paige desde la estación, ella lee en su Kindle. Le pregunto y me dice que le gustan las novelas románticas, que ya leyó veinte desde que estamos acá. Tomamos un café con Brianna. No tenemos mucho de qué hablar. Quizás tampoco tendríamos si habláramos la misma lengua. 


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Lo que subrayamos:  "Le paradis, c'est les autres, mais il ne faut pas en abuser"













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