martes, diciembre 25, 2007

centímetros cuadrados

Hacen falta algunos centímetros en las despedidas, como parches, para ponerlos en lugar de la persona.

Porque, después de todo, cuando alguien se va, lo que no está más es eso: algunos centímetros que ocupaban espacio.

Los centímetros de mi mano ya no van a estar más cuando deje de escribir. Y cuando terminemos de desnudarnos y de hacer todos esos eufemismos nuestros, en mi lugar va a haber otros centímetros: de aire, o de persona no grata ocupando mi espacio.

Y sí, evidentemente es posible extrañar a una medida de longitud: lo estoy haciendo en este mismo instante, mientras duplico mi superficie en la otra dimensión del espejo. Y ya no somos dos, sino cuatro; las dimensiones se entrecruzan.

Y no hablo siquiera de centímetros cúbicos, porque mi visión sigue siendo plana. Incluso en tiempos tridimensionales y de simulación mediante cálculos, suelo quedarme en la ligereza de la superficie.

En principio pensaba que era sólo la exaltación de lo narrado, esa necesidad de ver todo como si estuviera escrito. Pero no. Las cosas son por naturaleza planas, más allá de que lo sean en la palabra o en lo cotidiano, que siempre y sin remedio termina por entrometerse: "mirá, te dejaste esos centímetros desparramados por ahí".

Todo se conserva casi tan plano como en el primer garabato, en la primera pintura. Y digo "casi" porque ahora, a simple vista, puede entremezclarse el tiempo, un recoveco más de nuestra mente, y no de las cavernas de lo primitivo.

Y si todo se queda en la superficie, en la vanidad de la base por la altura sobre dos -sobre nosotros dos- no es extraño que todo lo que vive en mí sean imágenes, y la extensión de tus centímetros de perfume, y de tus casi metros de silencio, y estos centímetros de texto, que sólo fluyen, vacíos por esencia, si la profundidad es una de las tres dimensiones de los sólidos.

3 comentarios:

P dijo...

[Entro a mirar tu blogo
y me dice que soy el visitante
#666. ¿Será que soy bestia
acaso?]

Me gusta la visión.

Al cabo y al fin,
nuestra representación del mundo
entra en gran parte por los ojos.

El mundo es para uno lo que
cada uno ve.

Y por los ojos no vemos otra
cosa que una lámina inmensa
(tanto que obstruye toda nuestra
visión, no nos deja ver lo que
hay atrás).

Y ahí está la importancia de
los floaters: también los vemos,con lo cual son tan parte del
mundo como las sillas, las
mariposas y las bananas.

Ljn.- dijo...

.





"en mi lugar va a haber otros centímetros: de aire, o de persona no grata ocupando mi espacio."


ufff, como anillo al dedo.
saludos!








.

Unknown dijo...

El sentimiento de vacio... Es lo que me acompaña hoy.

Besos

let's follow the cops back home